Criterios del DSM-5 del mutismo selectivo
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¿Qué es el mutismo selectivo?
El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad complejo que afecta principalmente a los niños. Se caracteriza por una incapacidad constante para hablar en situaciones sociales específicas a pesar de tener la capacidad de hablar en otros entornos (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013). Esta afección puede repercutir significativamente en los logros educativos u ocupacionales y en las interacciones sociales de un niño, por lo que su identificación e intervención tempranas resultan cruciales.
Criterios del DSM-5 del mutismo selectivo
Criterios del DSM-5 del mutismo selectivo | Ejemplo
¿Cómo se diagnostica el mutismo selectivo?
El mutismo selectivo se diagnostica basándose en los criterios descritos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5). La característica clave es una incapacidad constante para hablar en situaciones sociales específicas en las que se espera que se hable, a pesar de la capacidad de hablar en otros entornos (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013).
Para hacer un diagnóstico, los profesionales de la salud suelen:
- Realizan entrevistas clínicas con el niño, los padres y los profesores
- Observar el comportamiento del niño en diferentes entornos
- Utilizar evaluaciones estandarizadas, como el Cuestionario de Mutismo Selectivo (SMQ)
- Realizar una evaluación del lenguaje para descartar trastornos de la comunicación
- Evalúe las habilidades sociales y el funcionamiento emocional
Es crucial diferenciar el mutismo selectivo de otras afecciones como el trastorno del espectro autista o un posible trastorno de la comunicación. También deben descartarse otros trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad social o la fobia social y el trastorno de ansiedad generalizada. Los síntomas deben persistir durante al menos un mes e interferir en el funcionamiento educativo, laboral o social.
Y lo que es más importante, la incapacidad para hablar no debe deberse a una falta de conocimiento de la lengua requerida ni producirse exclusivamente durante otros trastornos mentales. La identificación y el diagnóstico precoces son vitales para una intervención eficaz y para mejorar los resultados de los niños con mutismo selectivo.
Criterios diagnósticos del DSM-5 para el mutismo selectivo
El DSM-5 proporciona criterios específicos para diagnosticar el mutismo selectivo, un trastorno de ansiedad complejo que suele manifestarse en la infancia. Comprender estos criterios es crucial para un diagnóstico preciso y una planificación eficaz del tratamiento.
Según el DSM-5, los criterios diagnósticos del mutismo selectivo son:
- Criterio A: Incapacidad constante para hablar en situaciones sociales específicas en las que se espera que hable (por ejemplo, en la escuela) a pesar de hablar en otras situaciones.
- Criterio B: La alteración interfiere en los logros educativos u ocupacionales o en la comunicación social.
- Criterio C: La duración de la alteración es de al menos 1 mes (no se limita al primer mes de colegio).
- Criterio D: La incapacidad para hablar no es atribuible a una falta de conocimiento o de comodidad con el lenguaje hablado requerido en la situación social.
- Criterio E: La alteración no se explica mejor por un trastorno de la comunicación (por ejemplo, un trastorno de la fluidez de inicio en la infancia) y no se produce exclusivamente durante el curso de un trastorno del espectro autista, una esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
Hemos esbozado estos criterios diagnósticos en nuestro recurso PDF, formateado con casillas de verificación rellenables y espacio para notas adicionales para que le sirva también como herramienta de consulta práctica en su consultorio.
¿Cómo se trata el mutismo selectivo?
El tratamiento del mutismo selectivo suele implicar un enfoque multifacético adaptado a las necesidades y circunstancias únicas de cada niño. El objetivo principal es reducir la ansiedad y aumentar gradualmente la comunicación verbal en diversos entornos sociales. Para tratar el mutismo selectivo se suelen adoptar los siguientes enfoques:
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
La terapia cognitivo-conductual suele ser el tratamiento de primera línea para el mutismo selectivo. La TCC ayuda a los niños a identificar y desafiar los pensamientos que provocan ansiedad, al tiempo que desarrollan estrategias de afrontamiento. La terapia de exposición, un componente de la TCC, consiste en exponer gradualmente al niño a situaciones en las que tiene que hablar, empezando por escenarios que le provoquen menos ansiedad y avanzando hacia otros más desafiantes.
Tratamiento de la ansiedad ante la comunicación social (S-CAT)
El tratamiento de la ansiedad ante la comunicación social (S-CAT) es otro enfoque eficaz. Combina técnicas conductuales con estrategias de reducción de la ansiedad, centrándose en la comunicación no verbal antes de progresar a la comunicación verbal.
Implicación de la familia
La implicación de la familia es crucial en el tratamiento del mutismo selectivo. A menudo se forma a los padres y hermanos para que utilicen técnicas específicas en casa, como el refuerzo positivo y evitar hablar por el niño.
Intervenciones escolares
Las intervenciones basadas en la escuela desempeñan un papel vital, ya que muchos niños con mutismo selectivo tienen más dificultades en los entornos educativos. Colaborar con los profesores para crear un entorno de apoyo y baja presión puede ayudar significativamente al progreso.
Es importante tener en cuenta que el tratamiento suele requerir paciencia y persistencia. El progreso puede ser gradual, pero con un esfuerzo constante y un entorno de apoyo, muchos niños con mutismo selectivo mejoran significativamente con el tiempo.
Referencia
Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5ª ed.). Pearson.
Preguntas Frecuentes
El proceso de diagnóstico suele incluir entrevistas clínicas con el niño, los padres y los profesores, observaciones del comportamiento en diferentes entornos, evaluaciones estandarizadas, evaluaciones del lenguaje y evaluaciones de las habilidades sociales y el funcionamiento emocional.
Es crucial diferenciar el mutismo selectivo de otras afecciones como el trastorno del espectro autista, los trastornos de la comunicación y el trastorno de ansiedad social. Los síntomas deben persistir durante al menos un mes e interferir con el funcionamiento educativo, ocupacional o social. La incapacidad para hablar no debe deberse a un desconocimiento de la lengua requerida ni producirse exclusivamente durante otras afecciones mentales.
El mutismo traumático implica la incapacidad total para hablar en todas las situaciones tras un acontecimiento traumático, mientras que el mutismo selectivo inducido por el trauma implica la incapacidad para hablar en determinadas situaciones que recuerdan al trauma, mientras que el individuo aún puede hablar en otros entornos. El mutismo selectivo, como trastorno de ansiedad, puede ser una consecuencia de la dificultad para procesar el trauma, pero no está causado exclusivamente por el trauma.