Pautas de diagnóstico del síndrome de tourette del DSM-5

Conozca las guías del DSM-5 para el diagnóstico del síndrome de Tourette, incluidos los criterios, las opciones de tratamiento y el apoyo. Utilice nuestra Plantilla para consultarla fácilmente.

Escrito por Nate Lacson el Aug 30, 2024.

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Chequeado por Ericka Pingol.

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¿Qué es el síndrome de Tourette?

El síndrome de Tourette (también conocido anteriormente como trastorno de Tourette) es un trastorno neurológico caracterizado por múltiples tics motores y vocales presentes desde hace más de un año (American Psychiatric Association, 2022). Los tics son movimientos o vocalizaciones anormales repentinos, rápidos, recurrentes y no rítmicos. A menudo vienen acompañados de una sensación de tensión o urgencia interior creciente, conocida como urgencia premonitoria, que se alivia temporalmente con el tic.

El Dr. Georges Gilles de la Tourette, neurólogo francés, describió por primera vez el síndrome de Tourette en 1885. Con el tiempo, se ha convertido en el más conocido de los trastornos por tics, que también incluyen el trastorno por tics motores o vocales persistentes (crónicos) y el trastorno por tics provisionales. Estos trastornos se clasifican en función de la gravedad del tic, que tiene en cuenta el tipo y la duración de los tics.

  • Tics simples: De corta duración (milisegundos), como parpadear o carraspear.
  • Tics complejos: De mayor duración (segundos) e implican combinaciones de movimientos o sonidos, como girar la cabeza y encoger los hombros simultáneamente o pronunciar frases.

Aunque los tics pueden implicar a cualquier grupo muscular o vocalización, se asocian más comúnmente a algunos grupos musculares y a ciertos sonidos o giros de frase. Aunque los tics se experimentan generalmente como involuntarios, muchos individuos pueden suprimirlos temporalmente.

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¿Cómo se diagnostica el trastorno de Tourette?

El diagnóstico del trastorno de Tourette implica una evaluación exhaustiva por parte de un profesional de la salud. Estos son los pasos necesarios:

  1. Entrevista clínica: Recopilación de antecedentes médicos y familiares detallados.
  2. Observación: Evaluar los tipos y la frecuencia de los tics mediante la observación directa durante una consulta. Esta parte también incluye la recopilación de informes conductuales de profesores, familiares y otras personas de los distintos entornos del paciente.
  3. Evaluación de los criterios: Utilización de los criterios del DSM-5 para confirmar el diagnóstico. Para ver todos los criterios de todos los trastornos de tics, consulte nuestra Plantilla.
  4. Diagnóstico diferencial: Descartar otras afecciones que imitan los tics, como los tics inducidos por sustancias u otros trastornos neurológicos. Los trastornos neurológicos que podrían imitar el síndrome de Tourette incluyen el trastorno de movimientos estereotipados, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la enfermedad de Huntington, la encefalitis postviral, la corea, la distonía, el mioclono y otros trastornos funcionales del movimiento.
  5. Evaluaciones adicionales: Se realizan otras pruebas, como análisis de laboratorio (análisis de sangre y neuroimagen) y pruebas neuropsicológicas, para evaluar el funcionamiento cognitivo y psicológico, especialmente si existe preocupación por afecciones concurrentes como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o problemas de aprendizaje.

Los trastornos de tics siguen un orden jerárquico. Una vez que se diagnostica un trastorno de tics de nivel superior (por ejemplo, el trastorno de Tourette), no se pueden realizar diagnósticos de nivel inferior (por ejemplo, el trastorno de tics provisional u otros trastornos de tics). Esto es así

  • Síndrome de Tourette (más alto)
  • Trastorno de tic motor o vocal persistente (crónico) (también conocido como trastorno de tic crónico)
  • Trastorno de tics provisional
  • Otros trastornos de tics especificados y no especificados (más bajo)

Criterios diagnósticos del DSM-5 para el síndrome de Tourette

Los criterios diagnósticos del DSM-5 para el trastorno de Tourette son los siguientes:

  • Criterio A: Tanto los tics motores múltiples como uno o más tics vocales han estado presentes en algún momento de la enfermedad, aunque no necesariamente de forma concurrente.
  • Criterio B: Los tics pueden aumentar y disminuir en frecuencia pero han persistido durante más de 1 año desde la aparición del primer tic.
  • Criterio C: El inicio es anterior a los 18 años.
  • Criterio D: La alteración no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia (por ejemplo, la cocaína) o a otra afección médica (por ejemplo, la enfermedad de Huntington, la encefalitis postviral).

Cada uno de los diagnósticos de nivel inferior tiene su propio conjunto de criterios diagnósticos.

Diferencias entre los criterios del DSM-4 y el DSM-5

Los criterios diagnósticos del síndrome de Tourette se han actualizado del DSM-IV al DSM-5 para reflejar mejor las características del trastorno y alinearlo con su naturaleza de neurodesarrollo. Estos son los cambios según informó la APA (2013) cuando se adoptó el DSM-5:

  1. Terminología: El DSM-5 cambió el nombre de "trastorno de Tourette" a "síndrome de Tourette" para captar mejor la naturaleza de la afección.
  2. Colocación de capítulos: En el DSM-IV, el Tourette aparecía en "Trastornos que suelen diagnosticarse por primera vez en la infancia, la niñez o la adolescencia". En el DSM-5, se trasladó al capítulo "Trastornos del neurodesarrollo", reconociéndolo como una afección con orígenes en el desarrollo.
  3. Duración de los tics: El DSM-IV exigía que los tics se produjeran muchas veces al día, casi todos los días o de forma intermitente a lo largo de un periodo de más de 1 año. El DSM-5 revisó esto para especificar que los tics pueden aumentar y disminuir en frecuencia, pero deben persistir durante más de 1 año desde la aparición del primer tic.
  4. Periodo libre de tics: El DSM-IV permitía un periodo libre de tics de 3 meses dentro de los criterios diagnósticos. El DSM-5 eliminó esta posibilidad, centrándose en su lugar en la persistencia de los tics durante un periodo continuo.

¿Cómo se trata el síndrome de Tourette?

No existe cura para el síndrome de Tourette, pero varias opciones de tratamiento pueden ayudar a controlar sus síntomas y mejorar la calidad de vida. La elección del tratamiento depende de la gravedad de los síntomas y de la presencia de afecciones concurrentes.

Medicamentos

Los medicamentos que bloquean o reducen la dopamina, como el haloperidol, la pimozida, la risperidona y el aripiprazol, pueden ayudar a controlar los tics. Los agonistas alfa-adrenérgicos como la clonidina y la guanfacina, utilizados principalmente para la hipertensión, también pueden ser eficaces para controlar los tics motores complejos. Los estimulantes como el metilfenidato y la dextroanfetamina pueden ayudar a controlar los síntomas del TDAH en individuos con Tourette sin exacerbar los tics.

Terapias conductuales

La intervención conductual integral para los tics (CBIT, por sus siglas en inglés) incluye el entrenamiento en la inversión de hábitos, el entrenamiento en la toma de conciencia y el entrenamiento en respuestas competitivas. Esta terapia ayuda a los individuos a reconocer los impulsos premonitorios y a realizar movimientos incompatibles con los tics, reduciendo su frecuencia y gravedad. El entrenamiento en inversión de hábitos consiste en identificar cada tic y aprender un nuevo comportamiento que no pueda producirse simultáneamente con el tic.

Psicoterapia y terapia de apoyo

La psicoterapia puede ayudar a los individuos a sobrellevar el trastorno y abordar afecciones concurrentes como el TDAH, la depresión, la ansiedad y el TOC. La terapia de apoyo se centra en ayudar a los individuos a gestionar los problemas sociales y emocionales secundarios mediante la creación de un sistema de apoyo sólido y la enseñanza de mecanismos de afrontamiento.

Estimulación cerebral profunda (ECP)

Para los tics graves que no responden a otros tratamientos, la ECP puede ser una opción. Este procedimiento consiste en implantar un dispositivo para administrar estimulación eléctrica a zonas específicas del cerebro, aunque todavía se encuentra en las primeras fases de investigación.

Educación y apoyo

Educar al individuo y a quienes le rodean sobre el síndrome de Tourette es crucial. Proporcionar apoyo en diversos entornos, como la escuela, el trabajo y el hogar, ayuda a gestionar la afección de forma eficaz. La formación de los padres dota a éstos de estrategias para apoyar a su hijo y controlar los síntomas, garantizando un entorno de apoyo en el hogar.

En muchos casos, los tics mejoran por sí solos cuando la persona alcanza la edad adulta, y el tratamiento puede no ser necesario a menos que los tics interfieran significativamente en la vida diaria.

Referencias

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Aspectos destacados de los cambios del DSM-IV-TR al DSM-5. Asociación Americana de Psiquiatría. https://www. psychiatry.org/File%20Library/Psychiatrists/Practice/DSM/APA_DSM_Changes_from_DSM-IV-TR_-to_DSM-5.pdf

Asociación Americana de Psiquiatría. (2022). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: DSM-5-TR (5ª ed.). American Psychiatric Association Publishing.

¿Cuáles son los criterios del DSM-5 para el Tourette?
¿Cuáles son los criterios del DSM-5 para el Tourette?

Preguntas Frecuentes

¿Cuáles son los criterios del DSM-5 para el Tourette?

Los criterios del DSM-5 para el síndrome de Tourette incluyen tics motores múltiples y uno o más tics vocales, persistentes durante más de un año, con inicio antes de los 18 años y no debidos a sustancias u otras afecciones médicas.

¿Qué puede imitar al Tourette?

Afecciones como los tics inducidos por sustancias, el trastorno de movimientos estereotipados, la corea, la distonía y el TOC pueden imitar los síntomas de Tourette.

¿Cuándo se añadió el síndrome de Tourette al DSM?

El trastorno de Tourette se incluyó por primera vez en el DSM-III como un trastorno distinto, publicado en 1980. Se definía por múltiples tics motores o vocales.

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