Trastorno disruptivo de desregulación del estado de ánimo Criterios del DSM-5

Conozca los criterios del DSM-5 para el trastorno disruptivo de la regulación del estado de ánimo. Descargue un folleto gratuito en PDF para su consultorio de salud mental.

Escrito por Telita Montales el Aug 13, 2024.

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Chequeado por Ericka Pingol.

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¿Qué es el trastorno perturbador de la desregulación del estado de ánimo?

El Trastorno Disruptivo de la Regulación del Estado de Ánimo (DMDD) es un trastorno mental que afecta a niños y adolescentes. Lo caracterizan los arrebatos de temperamento graves y la irritabilidad crónica. Introducido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-5) en 2013, el DMDD es un diagnóstico relativamente nuevo.

Los síntomas del DMDD incluyen irritabilidad persistente, estallidos de mal genio frecuentes y dificultad para desenvolverse en múltiples entornos. Estos síntomas deben estar presentes durante al menos 12 meses para recibir un diagnóstico. Además, el inicio de los síntomas debe producirse antes de los 10 años.

El DMDD suele diagnosticarse erróneamente como trastorno bipolar debido a la coincidencia de síntomas como los cambios de humor y la irritabilidad. Sin embargo, a diferencia del trastorno bipolar, el DMDD no implica periodos de estados de ánimo elevados o maníacos.

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¿Cómo se diagnostica la disregulación perturbadora del estado de ánimo?

El DMDD implica una evaluación exhaustiva por parte de un profesional de la salud mental capacitado. Esto incluye recopilar información del niño, los padres, los profesores y otros cuidadores para comprender los síntomas del niño y su manifestación en diferentes entornos.

El profesional buscará irritabilidad crónica y arrebatos de temperamento severos desproporcionados a la situación. Estos síntomas deben estar presentes durante al menos 12 meses y producirse en múltiples entornos como el hogar y la escuela. Además, es crucial descartar otras afecciones con síntomas similares, como el trastorno del espectro autista, el trastorno de ansiedad por separación, el trastorno explosivo intermitente, el trastorno de estrés postraumático u otros trastornos mentales y psiquiátricos.

Una evaluación exhaustiva puede incluir entrevistas estructuradas, evaluaciones conductuales y escalas de valoración estandarizadas. Analizando esta información, el profesional de la salud mental puede diagnosticar con precisión y desarrollar un plan de tratamiento eficaz adaptado a las necesidades del niño.

Criterios del DSM-5 para el trastorno perturbador de la desregulación del estado de ánimo

Los criterios de diagnóstico del DSM-5 para este trastorno son los siguientes (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013):

A. Explosiones de mal genio graves y recurrentes que se manifiestan verbalmente (por ejemplo, rabias verbales) y/o conductualmente (por ejemplo, agresión física hacia personas o bienes) y que son manifiestamente desproporcionadas en intensidad o duración con respecto a la situación o provocación.

B. Los arrebatos de mal genio son incoherentes con el nivel de desarrollo.

C. Los arrebatos de mal genio se producen, de media, tres o más veces por semana.

D. El estado de ánimo entre los arrebatos de mal genio es persistentemente irritable o enfadado la mayor parte del día, casi todos los días, y es observable por otras personas (por ejemplo, padres, profesores, compañeros).

E. Los criterios A-D han estado presentes durante 12 meses o más. A lo largo de ese tiempo, el individuo no ha tenido un periodo de 3 o más meses consecutivos sin todos los síntomas de los Criterios A-D.

F. Los criterios A y D están presentes en al menos dos de tres entornos (es decir, en casa, en la escuela, con compañeros) y son graves en al menos uno de ellos.

G. El diagnóstico no debe realizarse por primera vez antes de los 6 años ni después de los 18 años.

H. Por los antecedentes o la observación, la edad de inicio de los criterios A-E es anterior a los 10 años.

I. Nunca ha habido un periodo distinto de más de 1 día durante el cual se hayan cumplido todos los criterios sintomáticos, excepto la duración, para un episodio maníaco o hipomaníaco.

Nota: La elevación del estado de ánimo propia del desarrollo, como la que se produce en el contexto de un acontecimiento altamente positivo o su anticipación, no debe considerarse un síntoma de manía o hipomanía.

J. Los comportamientos no se producen exclusivamente durante un episodio de trastorno depresivo mayor y no se explican mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, trastorno del espectro autista, trastorno de estrés postraumático, trastorno de ansiedad por separación, trastorno depresivo persistente).

Nota: Este diagnóstico no puede coexistir con el trastorno negativista desafiante, el trastorno explosivo intermitente o el trastorno bipolar, aunque puede coexistir con otros, como el trastorno depresivo mayor, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el trastorno de conducta y los trastornos por consumo de sustancias. Los individuos cuyos síntomas cumplen los criterios tanto para el trastorno perturbador de la desregulación del estado de ánimo como para el trastorno negativista desafiante sólo deben recibir el diagnóstico de trastorno perturbador de la desregulación del estado de ánimo. Si un individuo ha experimentado alguna vez un episodio maníaco o hipomaníaco, no debe asignársele el diagnóstico de trastorno perturbador de la desregulación del estado de ánimo.

K. Los síntomas no son atribuibles a los efectos fisiológicos de una sustancia o a otra afección médica o neurológica.

Diferencias entre los criterios del DSM-4 y del DSM-5

El DMDD, o Trastorno Disruptivo de la Regulación del Estado de Ánimo, no se incluyó en el DSM-IV y se introdujo en el DSM-5 para abordar la creciente preocupación por el diagnóstico erróneo del trastorno bipolar pediátrico.

El DSM-IV a menudo categorizaba a los niños que mostraban irritabilidad crónica y estallidos de mal genio frecuentes bajo el trastorno bipolar pediátrico, incluso cuando no cumplían los criterios diagnósticos específicos del trastorno bipolar. Este diagnóstico erróneo conducía a tratamientos inadecuados que podían no haber abordado las necesidades reales de estos niños.

En respuesta, el DSM-5 introdujo criterios específicos para el DMDD con el fin de garantizar un diagnóstico más preciso y un tratamiento eficaz. Los criterios para el DMDD se centran en la frecuencia, intensidad y duración de los arrebatos de mal genio y en la presencia de un estado de ánimo constantemente irritable o colérico entre estos arrebatos.

Al proporcionar una categoría diagnóstica más clara, el DSM-5 ayuda a los clínicos a diferenciar entre el DMDD y otros trastornos del estado de ánimo, mejorando así la calidad de la atención a los niños afectados y reduciendo el riesgo de diagnósticos erróneos e intervenciones inadecuadas.

¿Cómo se trata el trastorno perturbador de la regulación del estado de ánimo?

El tratamiento del DMDD suele implicar una combinación de psicoterapia y medicación. El enfoque del tratamiento se adapta a las necesidades de cada niño y a la gravedad de sus síntomas.

Opciones de tratamiento

La psicoterapia (terapia de conversación) incluye la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a los niños a aprender a gestionar sus emociones y comportamientos de forma más eficaz. La terapia familiar implica trabajar con el niño y su familia para mejorar la comunicación y las habilidades de resolución de problemas, y la terapia individual se centra en ayudar al niño a desarrollar estrategias de afrontamiento y mejorar su regulación emocional.

Entre los medicamentos se incluyen los estimulantes, utilizados para tratar los síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) si está presente. Pueden recetarse antidepresivos para ayudar a controlar la irritabilidad y los síntomas del estado de ánimo, y a veces se utilizan antipsicóticos para controlar los síntomas graves, pero su uso suele estar limitado debido a los posibles efectos secundarios.

Objetivos del tratamiento

Los objetivos incluyen mejorar la regulación emocional ayudando a los niños a aprender a gestionar sus emociones y comportamientos de forma más eficaz, reducir la irritabilidad y la ira abordando la irritabilidad y la ira crónicas que son un sello distintivo del DMDD y mejorar el funcionamiento mejorando la capacidad del niño para desenvolverse bien en diversos entornos, como el hogar, la escuela y con sus compañeros.

Retos del tratamiento

Los retos incluyen diferenciar el DMDD de otros trastornos, ya que puede ser difícil distinguirlo de afecciones como el TDAH, el trastorno negativista desafiante (TOD), los trastornos de ansiedad y el trastorno bipolar infantil, y la falta de tratamientos específicos ya que el DMDD es un diagnóstico relativamente nuevo, lo que lleva a que los tratamientos se adapten a menudo de los utilizados para otras afecciones.

Pronóstico

Con un tratamiento adecuado, los niños con DMDD pueden mejorar sus síntomas y funcionar mejor. Muchos niños con DMDD tienden a superar sus síntomas en la edad adulta, aunque algunos pueden seguir experimentando algunos síntomas residuales.

Referencia

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5ª ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596

¿Cuáles son las comorbilidades comunes asociadas al DMDD?
¿Cuáles son las comorbilidades comunes asociadas al DMDD?

Preguntas Frecuentes

¿Cuáles son las comorbilidades comunes asociadas al DMDD?

Los niños con DMDD suelen presentar afecciones comórbidas como TDAH, trastornos de ansiedad y trastorno depresivo mayor. Evaluar y abordar estas comorbilidades es esencial para proporcionar una atención integral.

¿Qué tratamientos basados en pruebas se recomiendan para el DMDD?

El tratamiento eficaz del DMDD suele consistir en una combinación de Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), entrenamiento en el manejo por parte de los padres y, posiblemente, intervenciones farmacológicas como estimulantes, ISRS o antipsicóticos.

¿Cómo pueden los profesionales de la salud apoyar a las familias de niños con DMDD?

Proporcionar psicoeducación sobre el DMDD, orientar a los padres en la aplicación de estrategias conductuales coherentes y poner en contacto a las familias con grupos de apoyo y recursos puede ayudar significativamente a controlar el trastorno.

¿Por qué se añadió el DMDD al DSM-5 y cómo ha repercutido en la práctica clínica?

El DMDD se introdujo para abordar la necesidad de un diagnóstico más preciso para los niños con irritabilidad crónica y arrebatos de mal humor frecuentes, reduciendo el diagnóstico erróneo de trastorno bipolar pediátrico. Este cambio ha ayudado a los clínicos a adaptar las intervenciones de forma más adecuada.

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