Trastorno histriónico de la personalidad DSM 5
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¿Qué es el trastorno histriónico de la personalidad?
El trastorno histriónico de la personalidad (TPH) se incluye entre los trastornos de la personalidad del grupo B en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 5ª edición (DSM-5). Se clasifica entre otros trastornos, como el trastorno antisocial de la personalidad, el trastorno límite de la personalidad y el trastorno narcisista de la personalidad. Un patrón de emocionalidad excesiva y un comportamiento de búsqueda de atención caracterizan al HPD. Los individuos con HPD suelen mostrar una gran necesidad de aprobación y pueden adoptar comportamientos dramáticos o inapropiados para llamar la atención.
Para diagnosticar el trastorno histriónico de la personalidad, los profesionales de la salud se remiten a los criterios específicos establecidos por el DSM-5. Estos criterios incluyen un patrón generalizado de expresión exagerada de las emociones, comportamiento manipulador y alteración de la identidad, que comienza en los primeros años de la edad adulta y se presenta en diversos contextos.
Comprender las complejidades del TLP requiere un enfoque que equilibre la empatía con el establecimiento de límites. Esto garantiza que el individuo se sienta apoyado y guiado hacia patrones de comportamiento más saludables. La colaboración entre terapeutas, familiares de pacientes y otros profesionales de la salud puede optimizar las estrategias de tratamiento y mejorar la calidad de vida de las personas con TPH.
Síntomas del trastorno histriónico de la personalidad
Al encontrarse con un paciente con un posible Trastorno Histriónico de la Personalidad (TPH), suele observarse un conjunto de comportamientos y síntomas. Es esencial reconocerlos como parte de un patrón generalizado y no como meros episodios aislados o específicos de un contexto. Los síntomas centrales son los siguientes:
- Las personas con HPD se sienten incómodas en situaciones en las que no son el centro de atención. Estos sentimientos crónicos de incomodidad se hacen evidentes cuando la persona se muestra incómoda o más apagada cuando no dirige la conversación ni atrae la atención.
- Existe un patrón de comportamiento recurrente en el que las interacciones sociales, profesionales o interpersonales suelen estar marcadas por un comportamiento inapropiado, sexualmente seductor o provocativo.
- La expresión emocional entre los clientes con HPD tiende a ser exagerada pero puede parecer carente de profundidad y genuinidad. La expresión superficial de las emociones puede cambiar bruscamente y a menudo son fácilmente influenciables por factores externos.
- Los individuos con HPD pueden mostrar a menudo una excesiva confianza en el atractivo físico para llamar la atención de los demás. Esto puede observarse a través de su meticulosa o significativa inversión de tiempo en el acicalamiento.
- Las conversaciones con un individuo con HPD se caracterizan por un discurso impresionista y vago, sin dar una visión reveladora o una explicación exhaustiva.
- Las experiencias personales se describen a menudo en un tono dramático, con expresiones emocionales caracterizadas por la autodramatización, la teatralidad y las expresiones exageradas de emoción.
- La susceptibilidad a la influencia puede reconocerse a través de un cambio notable en las opiniones, comportamientos o emociones que responden directamente a las sugerencias o tendencias de los demás.
- Los individuos pueden describir o asumir una sensación de intimidad en diversas relaciones -incluidas las que mantienen con profesionales de la salud- que puede no reflejar la verdadera naturaleza o el contexto de estas interacciones.
La evaluación cuidadosa de estos síntomas es fundamental, teniendo en cuenta que deben desviarse significativamente de las normas culturales para el entorno sociodemográfico del paciente. En un entorno terapéutico, los síntomas pueden presentar desafíos; por ejemplo, los pacientes pueden expresar una fuerte necesidad de aprobación del profesional o interpretar el contexto profesional como una relación personal. Establecer límites y objetivos claros es imprescindible en el plan de tratamiento. También es importante distinguir estos síntomas de presentaciones similares en otros trastornos de la personalidad y considerar cualquier afección de salud mental que se superponga.
¿Qué causa que una persona desarrolle este trastorno de la personalidad?
No existe una causa singular identificada para el HPD. Más bien, se cree que surge de una compleja conexión entre los siguientes factores, cada uno de los cuales contribuye al desarrollo y la manifestación del trastorno.
- Factores genéticos: Las investigaciones sugieren un posible componente hereditario en el desarrollo del HPD. Las familias con antecedentes de trastornos de la personalidad o afecciones mentales podrían tener una mayor prevalencia de HPD, lo que indica que las vulnerabilidades genéticas podrían desempeñar un papel. Sin embargo, la identificación de marcadores genéticos específicos sigue siendo un reto.
- Factores psicológicos: Los estilos de apego, formados durante las interacciones con los cuidadores primarios, pueden afectar al desarrollo de la personalidad. La retroalimentación inconsistente o impredecible de los cuidadores y los traumas o el abandono en la infancia podrían contribuir al desarrollo de este trastorno de la personalidad, ya que los individuos buscan una atención y validación excesivas más adelante en la vida.
- Factores ambientales y sociales: El entorno en el que crece un individuo, incluida su dinámica familiar, sus antecedentes culturales y sus interacciones sociales, también contribuye al desarrollo del HPD. Las expectativas sociales y culturales en torno a la expresión, el atractivo y el comportamiento pueden influir en la formación de la personalidad.
- Teorías psicoanalíticas: Algunas teorías psicoanalíticas sugieren que el HPD puede derivar de un miedo a la pérdida o al abandono, lo que lleva a los individuos a mostrar conductas de búsqueda de atención como mecanismo de afrontamiento. Estas teorías destacan la importancia de comprender la historia emocional y los conflictos internos de un individuo en el contexto del TPH.
- Modelo biopsicosocial: Sugiere que las predisposiciones biológicas, los estados psicológicos y los entornos sociales contribuyen al trastorno. Este modelo subraya la complejidad del HPD y la importancia de un enfoque holístico en la evaluación y el tratamiento.
Trastorno histriónico de la personalidad DSM 5
Trastorno histriónico de la personalidad DSM 5 | Ejemplo
¿Cómo diagnostican este trastorno los profesionales de la salud?
El diagnóstico del Trastorno Histriónico de la Personalidad (TPH) requiere un examen holístico que abarque los patrones de comportamiento del individuo, sus respuestas emocionales, su historia personal, sus interacciones sociales y su funcionamiento ocupacional. Un punto crítico es que los comportamientos asociados deben ser omnipresentes, apareciendo de forma consistente a lo largo del tiempo en diversas situaciones.
Un profesional de la salud mental toma las siguientes medidas para diagnosticar este trastorno:
Entrevista clínica
El proceso suele comenzar con una exhaustiva entrevista clínica en la que se exploran los antecedentes médicos, psicológicos y sociales del paciente. Las entrevistas son importantes para descartar otros trastornos del comportamiento o de la salud mental y para comprender el contexto vital del paciente, todo lo cual podría afectar al diagnóstico o al enfoque del tratamiento.
Uso de criterios diagnósticos
De acuerdo con las guías del DSM-5, deben cumplirse cinco o más criterios específicos para recibir un diagnóstico de HPD. Los criterios abarcan comportamientos como la búsqueda constante de atención, la provocación sexual, los cambios rápidos de emociones, la fuerte dependencia de la apariencia física para llamar la atención y la percepción de las relaciones como más estrechas de lo que son. Los Profesionales de la salud deben cotejar los comportamientos observados y los informes de los pacientes con estos criterios para llegar a un diagnóstico diferencial exhaustivo.
Pruebas psicológicas
En ocasiones, se administran pruebas psicológicas para obtener información adicional. Pruebas como el Test de Apercepción Temática (TAT) o el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI) pueden ayudar a evaluar los rasgos de personalidad y el funcionamiento cognitivo del individuo. Sin embargo, estas pruebas apoyan y complementan el proceso de diagnóstico; no son herramientas de diagnóstico autónomas.
Evitar diagnósticos erróneos
Los diagnósticos erróneos pueden ser motivo de preocupación, dada la superposición de síntomas entre los distintos trastornos de la personalidad. Por ejemplo, algunos aspectos del TPH se solapan con el Trastorno Narcisista de la Personalidad y el Trastorno Límite de la Personalidad. Es crucial diferenciar entre estas afecciones, teniendo en cuenta las características únicas de cada trastorno.
Colaboración con otros profesionales de la salud
Un enfoque colaborativo para obtener observaciones y puntos de vista adicionales de otros profesionales de la salud puede resultar valioso. Si están disponibles, las aportaciones de anteriores terapeutas o profesionales que hayan interactuado con el paciente en diferentes contextos sanitarios podrían prestar un apoyo crucial a la precisión del diagnóstico.
¿Cómo utilizar nuestro PDF del DSM 5 para el Trastorno Histriónico de la Personalidad?
Diagnosticar el Trastorno Histriónico de la Personalidad (TPH) utilizando la plantilla PDF del DSM-5 implica varios pasos esenciales. Este proceso garantiza una revisión exhaustiva de los síntomas, proporcionando un diagnóstico preciso que ayude a diseñar un plan de tratamiento eficaz.
Paso 1: Revisar y familiarizarse con los criterios del DSM-5
La plantilla proporcionada estará estructurada según los criterios del DSM-5. Revísela para comprender cómo se desglosan los criterios y cómo deben registrarse las respuestas.
Paso 2: Entrevista clínica y documentación
Utilice la plantilla para documentar las observaciones cuando trabaje con el cliente. Recopile información exhaustiva sobre los antecedentes del paciente y realice un examen completo del estado mental. Coteje los comportamientos del paciente con los criterios del DSM-5 para el HPD, centrándose en patrones regulares en lugar de incidentes aislados.
Paso 3: Descartar otros trastornos
Revise los síntomas del paciente para descartar otros trastornos de la personalidad o afecciones con síntomas superpuestos. Utilice la Plantilla para diferenciar entre trastornos, aclarando por qué el HPD es el diagnóstico más preciso.
Paso 4: Resuma los hallazgos y desarrolle un plan de tratamiento
Utilice los patrones de conducta observados y la coincidencia de criterios para resumir sus pruebas diagnósticas. Documente sus hallazgos en la plantilla y utilice la información para crear un plan de tratamiento centrado en el paciente.
¿Cómo se trata y gestiona el trastorno histriónico de la personalidad?
Para tratar y manejar con éxito el HPD se requiere un equilibrio de estrategias dirigidas al tratamiento de los trastornos de la personalidad. A través de esto, los clientes pueden ganar comprensión y desarrollar habilidades interpersonales más sanas. Un enfoque adaptado que utilice diversas terapias e intervenciones ofrece las mejores posibilidades a los clientes que buscan tratamiento y mejorar su calidad de vida.
Psicoterapia
Las sesiones individuales se centran en aumentar la autoconciencia y mejorar las capacidades para mantener relaciones sanas. La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a modificar los pensamientos y comportamientos negativos, mientras que la terapia psicodinámica puede ahondar en experiencias pasadas para comprender las respuestas emocionales actuales. Los objetivos suelen incluir la enseñanza de mecanismos de afrontamiento para gestionar las emociones y los pensamientos que contribuyen al trastorno.
Terapia de grupo
En los entornos de terapia de grupo, los individuos se benefician de interactuar con otros, desarrollar habilidades sociales y recibir retroalimentación de sus compañeros en un entorno controlado. Las técnicas aprendidas en la terapia de grupo pueden ser decisivas para ayudarles a comprender y gestionar su enfermedad, especialmente al ver cómo su comportamiento afecta a los demás y cómo los compañeros manejan retos similares. Esto puede ayudarles a afrontar los conflictos interpersonales y a construir relaciones más sanas.
Medicación
Aunque no existen medicamentos específicamente aprobados para tratar el TPH, podría utilizarse medicación para tratar síntomas como la depresión, la ansiedad o el trastorno bipolar que suelen aparecer junto con los trastornos de la personalidad. Hay que tener cuidado de controlar la eficacia y gestionar cualquier efecto secundario, y el uso de la medicación debe integrarse con la psicoterapia para obtener los mejores resultados.
Educación del paciente
Educar a los individuos sobre la naturaleza y las implicaciones de su trastorno puede ser fortalecedor. Comprender el HPD fomenta una gestión proactiva de la afección. Es importante proporcionar explicaciones claras y sin jerga, así como estrategias para reconocer y ajustar los comportamientos inadaptados.
Gestión a largo plazo
La continuidad de los cuidados y las estrategias a largo plazo son vitales para gestionar el HPD. Los seguimientos regulares con profesionales de la salud mental pueden ayudar a mantener los logros del tratamiento, prevenir las recaídas y modificar el plan de tratamiento según sea necesario. Garantizar la continuidad y la coherencia del tratamiento aborda la naturaleza crónica del trastorno y favorece la salud y el funcionamiento sostenidos.
Referencia
Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5ª ed.). Washington, DC.
Preguntas Frecuentes
Con un tratamiento y manejo adecuados, un individuo con HPD podría ver una mejora significativa de sus síntomas. El curso de esta afección puede variar mucho de un individuo a otro y, por lo general, se requieren estrategias de manejo a largo plazo.
Suelen utilizarse la terapia cognitivo-conductual y la terapia psicodinámica, que se centran en aumentar la autoconciencia y modificar los pensamientos y comportamientos negativos.
El diagnóstico utiliza los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) a través de entrevistas clínicas, evaluaciones psicológicas y valoración de los síntomas y patrones de conducta.