Al llegar al lugar de los hechos, la primera prioridad es realizar una evaluación exhaustiva de la seguridad. Una vez que la zona se considera segura, la atención pasa a centrarse en evaluar el nivel de consciencia del paciente, garantizando su capacidad de respuesta. El ABC -vías respiratorias, respiración y circulación- se evalúa y aborda sistemáticamente para tratar cualquier amenaza inmediata para la vida.
Simultáneamente, la recopilación del historial del paciente, incluidos sus antecedentes médicos, alergias y medicación, es crucial para una atención integral. A continuación se realiza un examen físico minucioso para identificar lesiones o anomalías.
Basándose en los resultados de la evaluación, se inician las intervenciones necesarias para proporcionar una atención continuada al paciente. Por último, se toma una decisión sobre el transporte, seleccionando el modo de transporte más apropiado teniendo en cuenta el estado del paciente para una mayor atención médica.











